jueves, 23 de abril de 2020

Queridas Familias:
                             Seguimos subiendo actividades en el blog. Les agradecemos la disposición en el acompañamiento de sus hijos e hijas, nosotros vamos trabajando para estar cada vez un poco más cerca, a pesar de la distancia.
                             Les dejamos una historia para compartir:
  
Un día me sentí muy mal… Fui al bosque para hablar con un anciano que decían, era muy sabio.
- ¿Podría darme una buena razón para no darme por vencido? Le pregunté.
- Mirá a tu alrededor, me respondió, ¿ves el helecho y el bambú?
-Sí, respondí.
-Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo.




 Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo, no renuncié al bambú.
-En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
-En el tercer y cuarto año, aún nada brotaba de la semilla de bambú. Pero no renuncié.
-En el quinto año un pequeño brote de bambú se asomó en la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante.
-El sexto año, el bambú creció más de 20 metros de altura…



 Se había pasado cinco años echando raíces que lo sostuvieran. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.
-El bambú tiene un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos son necesarios y hacen del bosque un lugar hermoso.
-Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Todos los días, los buenos, y los no tan buenos, son valiosos y hay que vivirlos plenamente….  
Si no conseguís ya lo que querés, no desesperes… quizá sólo estés echando raíces…

El helecho y el bambú

                        Repetimos el deseo de que estén bien, y de que, como el bambú, tengamos paciencia y salgamos fortalecidos de esta situación. Un fuerte abrazo.
Equipo Escuela 312